Descubre la historia

El término municipal alzireño ha estado poblado desde la Prehistoria. Los yacimientos arqueológicos nos muestran numerosos lugares habitados. Del Paleolítico son \» Les Cases de Xixerá\» y \» La Cova d\’Alfons\»; del Neolítico \» La Cova de les Aranyes\»; y \» La Cova dels Gats\» (ambas con vasos campaniformes muy interesantes); de la Edad de Bronce \» La Muntanya Assolada\» y \»Les Cases de Montcada\»; de la época romana \» El Sequer de Sant Bernat\» y la \»Necròpoli del camí d\’Albalat\».

\"lamurta\"Los orígenes de Alzira resultan, no obstante, indeterminados. Historiadores y estudiosos han manifestado sus opiniones de forma dispar. Para algunos, la ciudad es la sucesora de la Sucro Ibérica; otros inciden en que es fundación netamente musulmana. Lo cierto es que el topónimo refleja claramente la circunstancia geográfica de la antigua villa; un núcleo de población amurallado y rodeado por las aguas de los rios Xúquer y Barxeta.

Durante el dominio musulmán, Alzira fue una población tan importante que llegó a tener Gobernación propia. Con los almorávides, fue foco destacado en diversas rebeliones contra los cristianos, y con el intento de unificación almohade, pasó a declararse partidaria de estos. Numerosas alquerías se esparcían por el territorio alzireño. La villa contaba con diversas puertas de acceso, como la Puerta Real, la de la Trinidad, la de los Judíos; así como casas de baño, mezquitas, molinos etc. Jaime I la tomó para los cristianos, incorporándola a la civilización occidental, el 30 de Diciembre de 1242.

\"jaume\"El rey aragonés, que sentía especial predilección por la villa, le otorgó infinidad de privilegios, entre los cuales destacaba el de mero y mixto imperio, con jurisdicción en causas civiles y criminales sobre 42 pueblos, y le dio también en propiedad la Acequia Real.

Vinculadas al reinado de Jaime I son las fundaciones de los monasterios de Aguas Vivas (1268), San Agustín (1270) y Sta. Mª Magdalena (1273), y la construcción, probablemente sobre mezquitas, de las Iglesias de Santa María y Santa Catalina.

El rey Alfonso I concedió a la villa, el 29 de abril de 1286, la celebración de feria desde el día de San Lorenzo hasta finales de Agosto. Durante la época foral Alzira tomó parte activa en la Guerra de la Unión, participó como villa real en las Cortes del reino y jugó un papel destacado en el compromiso de Caspe.

En 1501 el rey Fernando II dispuso que la feria se trasladara del 15 de Mayo al 15 de Junio, fundamentándola en el hecho de que en el mes de Mayo había comercio de sedas y frutas.

Tuvieron convento en Alzira los jerónimos (Santa María de la Murta, 1401), las agustinas (Santa Lucía, 1536), las franciscanas (Santa Bárbara, 1539), los trinitarios (San Bernardo, 1558), los capuchinos (la Encarnación 1614), etc.

\"vaso\"La crisis de los siglos XVI y XVII fue patente en la villa. A la recesión económica general se unieron otros factores que repercutieron de forma directa y contribuyeron a empeorar todavía más la situación. Por un lado, la segregación de Carcaixent, Guadassuar y Algemesí redució la capacidad económica; por otro, la expulsión de los moriscos, con las conocidas y graves secuelas.

Durante la Guerra de Sucesión la villa se declaró partidaria del archiduque Carlos y se convirtió en plaza de armas. Fue sede durante algún tiempo de la Junta de Valencia. Vencedor el borbón Felipe V, abolió los fueros y privilegios municipales.

\"plat\"En 1820 se creó el partido judicial de Alzira, que duró hasta 1823, en que fue erigida la Gobernación, que comprendió 42 pueblos y duró hasta 1837, en que de nuevo fue restaurado el partido judicial. A mediados de siglo, concretamente el 9 de abril de 1853, llegó el ferrocarril a Alzira. El 8 de agosto de 1876, Alfonso XII, en consideración a la importancia que, por el aumento de la población y el desarrollo de la industria y el comercio, había conseguido la villa, le concedió el título de Ciudad. En 1885 Alzira se prestó al insigne médico Jaime Ferrán para que experimentara la vacuna anticolérica.

Entre los hijos ilustres de Alzira destacan los poetas Ibn Jafadja, Ibn al-Zaqqaq e Ibn Tomlus; los eclesiásticos Joan Vich y Gilabert Martí; los escritores Gascó de Siurana, Francesc Palanca y Josep Joaquim Casassús; el Mestre d\’Alzira, pintor renacentista de la escuela valenciana y el pintor, Teodoro Andreu, discípulo de Joaquín Sorolla.

El Archivo municipal.


\"codex\"El Archivo Municipal de Alzira constituye el legado patrimonial más importante de nuestra Ciudad. Localizado en la cuarta planta del edificio del Ayuntamiento es lugar de encuentro de investigadores que consultan y trabajan su valioso fondo, un tesoro fundamental para conocer y entender la evolución y el desarrollo de nuestra ciudad y de otros pueblos de la comarca. Entre la documentación que guarda cabe destacar la serie de pergaminos de la Cancillería Real, la colección de los \»Llibres dels Actes dels Jurats e Concell\», el repertorio de Protocolos Notariales, los Padrones de la Acequia Real, asi como unos cuantos códices especiales entre los cuales merecen enumerarse los Privilegios de la villa, las Ordenanzas Municipales y, sobretodo, el \»Aureum Opus Privilegiorum Regni Valencie\». Catalogado e inventariado sucesivamente y entre otros por Roque Chabás, Vicente Pelufo y José Mª Parra, está a diposición de cualquier ciudadano y forastero que quiera profundizar en el pasado antiguo y reciente, así como consultar expedientes, boletines, etc. Desde el Archivo se impulsa la microfilmación de los documentos antiguos, se recupera prensa y documentación gráfica y escrita, se fomenta la investigación, mediante la convocatoria de becas, y se divulga la historia de nuestro pueblo a través de la revista de estudio históricos comarcal \»Al-Gezira\». Recientemente se ha incorporado a su biblioteca auxiliar el fondo \»Landete – Giner\» constituido por cerca de un millar de volúmenes, la mayoría de carácter histórico, geográfico y linguístico.